1. Limpieza: a lo largo del día, el rostro se encuentra expuesto a muchos factores que afectan su apariencia, y, después de un día largo, ha perdido hidratación. ¡Por eso, una limpieza facial es fundamental! El rostro acumula grasas, suciedad y otros residuos que están en el ambiente y, si a esto le sumamos el maquillaje, el rostro se vuelve un lugar perfecto para las bacterias. Por eso, realizar una correcta limpieza facial a diario mantendrá la piel suave, tersa y limpia.
2. Ampolletas: Son perfectas para cualquiera que sienta que su piel necesita un impulso, pues las ampollas altamente concentradas son una supercarga para el régimen de cuidado de la piel. No se recomienda diario, solo cuando la piel requiera de un empujón.
3. Crema Día y Noche: la crema de día sirve para hidratar la piel, uno de los pasos fundamentales del cuidado facial, mientras que la crema de noche ayuda a reparar.
4. Protección Solar: uno de los principales factores del envejecimiento es el sol, por esta razón, el protector solar debe ser un producto infaltable en la rutina de cuidado facial. Siempre que hablamos de protectores solares, se habla del FPS, pero ¿qué es? Pues se refiere al número de veces que el producto aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema o enrojecimiento previo a la quemadura. El producto se debe reaplicar durante el día, al menos cada 3 horas.
A estos pasos básicos se le pueden agregar otros, como el uso de sueros con vitaminas o de herramientas como las que han popularizado para masajear la piel.